El síndrome de Hubris es un trastorno en el que una persona en el poder desarrolla un ego desmedido y una visión exagerada de sí misma y de sus capacidades, lo que lleva a una desconexión de la realidad. Se caracteriza por la arrogancia, la creencia de tener siempre la razón, el desprecio por las opiniones de los demás, la obsesión por la propia imagen y la sensación de ser invulnerable. El término proviene del griego antiguo "hýbris", que significa desmesura o soberbia, y se asocia con el poder.
Características del síndrome
- Exceso de confianza: Se cree que lo sabe todo y que las opiniones de los demás son irrelevantes o incorrectas.
- Desprecio por la crítica: Desestima o ignora cualquier comentario o crítica, incluso constructiva.
- Obsesión con la imagen: Se centra en mantener una imagen de poder y control, a menudo descuidando la realidad de su entorno.
- Desapego de la realidad: Sus decisiones se basan en una visión distorsionada, creyendo que sus actos no pueden ser juzgados por la gente común.
- Sentimiento de invulnerabilidad: Cree que está por encima del bien y del mal, y que el fracaso no le puede suceder.
- Adulación del entorno: Tiende a rodearse de personas que lo adulan, reforzando su ego.
Origen y contexto
- Origen griego: El término "hubris" proviene del griego antiguo y se refiere a la desmesura o soberbia, a menudo vista como un desafío a los dioses.
- En la antigüedad: Los griegos lo usaban para describir la arrogancia humana que podía llevar a un castigo, la "nemesis".
- En el mundo moderno: Fue descrito y popularizado por el neurólogo David Owen en 2008 en su libro "En el poder y en la enfermedad", para describir el comportamiento de líderes que abusan del poder.
Consecuencias y tratamiento
- Posible deterioro mental: A pesar de la fachada de poder, el síndrome puede llevar a estrés y deterioro de la salud mental.
- Impacto social: Los líderes afectados pueden influir negativamente en las normas sociales y el pensamiento crítico de la población.
- Reversibilidad: El síndrome es considerado un trastorno "adquirido" y reversible, especialmente si se desarrollan estrategias como la autoconciencia, la autocrítica y la humildad.
