miércoles, 17 de abril de 2019

Programación mental

Hoy, los seres humanos tenemos una mente evolucionada (formada por buenas ideas, valores y sentimientos positivos que nos ayudan a controlar los instintos y a comportarnos de forma civilizada, pero en el fondo de la mente humana existe una parte oscura, animal, instintiva y pasional, la cual está reprimida y controlada por principios religiosos, morales y sociales aprendidos a través de la educación.

La tendencia de todo ser humano es el libertinaje. Los instintos animales siguen latentes, buscando la forma de expresarse, lo que obliga al ser humano a invertir casi el 70% de su energía mental en controlar los impulsos instintivos y los temores procedentes de la parte oscura de la mente, es decir, del subconsciente.

En la mente de cada ser humano vive agazapado un lobo feroz, listo para atacar; el cual puede surgir en cualquier momento si nos descuidamos.

A veces nos horrorizamos por comportamientos humanos aberrantes; pero nadie puede decir: "De esta agua no beberé". Si nos descuidamos, todos podemos llegar a actuar como animales salvajes, y, aún peor, pues, ningún animal masacra, pero el ser humano puede llegar a límites de perversión absoluta.

Casi todas los programas de autoayuda están orientados a cambiar la mente por medio del esfuerzo consciente, lo cual resulta difícil y poco efectivo porque las raíces de la conducta humana no están en el consciente sino en el subconsciente; por tanto, hay que llegar al subconsciente para producir allí cambios profundos y reales; pero, al subconsciente no se puede llegar a través de la razón, debido al filtro crítico o censura que impide el acceso.

En la medida en que las personas están bien educadas, tienen más control sobre sus instintos salvajes; mientras que las personas carecen de principios y valores, son desbordas por los instintos.

La parte oscura de la mente está habitada por instintos, temores, pasiones, odios, resentimientos, frustraciones, fanatismos. Son fuerzas violentas que carecen de toda moral, de modo que, cuando se desatan arrasan sin piedad con todo lo que encuentran a su paso. Esto explica las conductas aberrantes, los crímenes pasionales, las guerras de exterminio, los genocidios, etc. Todos llevamos dentro de nosotros un potencial delincuente o un criminal controlado.

Cuando se debilitan los principios y valores surge la parte oscura de la mente y se impone el imperio de los instintos, de la fuerza, de la brutalidad, de la corrupción y del crimen.

La experiencia y la historia nos enseñan que las personas y las sociedades se desarrollan mientras son impulsadas por principios, valores e ideales y decaen cuando se debilitan sus principios morales. De aquí la importancia de una educación que promocione los valores.

Los principios y valores son la luz que ilumina el camino a seguir pero son las emociones la fuerza que mueve el mundo. De aquí la importancia de aprender a controlar los sentimientos y emociones.

Es importante no olvidar que nuestras raíces profundas son de origen animal, que tendemos al libertinaje y a la corrupción, que podemos ser fanáticos y violentos, etc. etc. por lo cual, necesitamos ejercer un control constante sobre nuestra mente.

También es importante permanecer alerta a nivel social para impedir que surjan ciertas ideologías o fanatismos, cuyos efectos todos conocemos.

De aquí la importancia de una programación mental permanente


A lo largo de la historia el ser humano ha temido a las fuerzas ocultas de su mente, a sus impulsos vitales, instintivos y salvajes. Para controlarlos creó infinidad de tabúes y temores, los cuales se han eternizado hasta el día de hoy. Los seres humanos llevamos grabados infinidad de temores, de los cuales no tenemos conciencia porque están grabados en el subconsciente. Por una parte, estos temores nos ayudan a controlar instintos y pasiones y a convivir en cierta armonía, mas, por otra parte nos hacen cobardes, inseguros e indecisos.

Del subconsciente provienen también las fuerzas vitales que impulsan al desarrollo, a la sociabilidad, al amor y a la creatividad. El subconsciente es el disco duro de la mente. Contiene toda la experiencia de nuestra vida, convertida en materia prima que alimenta la memoria, la inteligencia y la creatividad.

La estructura de la personalidad hunde sus raíces en el subconsciente, de modo que, si queremos cambiar, necesitamos encontrar la forma de llegar a él. Este es el objetivo de la programación mental. Se trata de llegar directamente al origen, traspasando el filtro critico y realizar cambios profundos y definitivos, a nivel de creencias, criterios, hábitos, sentimientos y conductas.

Los seres humanos tenemos numerosos paradigmas (ideas, creencias...que no responden a la realidad) los cuales condicionan la mente y nos impiden avanzar hacia el éxito y la libertad. Estos paradigmas escapan al propio análisis crítico, de modo que no podemos percibir su incongruencia.

Estos paradigmas hacen que las personas sean pobres, sumisas y temerosas. Es necesario realizar una higiene mental, liberar la mente de frenos y obstáculos y avanzar hacia el éxito, la libertad, la riqueza y la calidad de vida.

Cuando las personas comprenden lo importante que es algo para su vida, el cerebro se activa, lo graba rápidamente y entra a formar parte de la dinámica de su vida. Al programar la mente en positivo, se activan los mecanismos de desarrollo, se incrementa la inteligencia, la motivación y la creatividad, de modo que, en vez de percibir la vida como un problema, se percibe como una oportunidad.

La clave del éxito en el estudio, en la profesión y en el amor, depende de una buena programación mental.

Bernhardt descubrió que el sistema nervioso puede, por medio de repeticiones constantes, establecer un patrón de conducta subconsciente, capaz de producir verdaderos milagros.

Existen técnicas de auto-hipnosis, visualización, autosugestión y programación neurolingüística que ayudan a programar la mente en positivo. Sin embargo, estas técnicas, por sí solas, no garantizan la autoestima ni el éxito. Las personas necesitan éxito real y éste sólo es posible si adquieren hábitos mentales superiores por medio de un entrenamiento metódico y constante. Sin embargo, no es suficiente el entrenamiento metódico y constante. Se trata de cambiar la forma de percibir la vida, la gente y las cosas. Se trata de reaccionar de forma más lógica y controlada. Se trata de tomar decisiones oportunas y eficaces. Se trata de ser más libre, creativo y feliz. Se trata de ser más inteligente y mejor persona.